En el verano del 2005 inicie una nueva experiencia, llena de tropiezos y sinsabores que también dieron pie a grandes satisfacciones. Inicie una nueva vida en Estados Unidos, queda de mas decir todo lo que esto implica, por lo que el aspecto que quiero resaltar es el aprender una nueva lengua,  que para muchos hispanos llega a ser uno de los principales retos a enfrentar.

     Mi primer día de clases estaba sumamente emocionada, por primera vez tenía a mi alcance algo que en mi país por falta de recursos económicos me fue imposible hacer; en aquel entonces tenía prioridad mi carrera, el pago de pasajes, libros y colegiaturas no me daban pie a algo más. Es difícil explicar cuán difícil fue esa etapa, el presupuesto era sumamente escaso, no había chance a pequeños lujos, los siete pesos destinados al almuerzo no podían desperdiciarse seria un despilfarro, contaba con lo suficiente para una quesadilla o tacos dorados; fruta, golosinas, antojitos… ni pensarlo me dejaría sin el pasaje de regreso. Tengo muy presente un día en el que estaba lista para pagar los $25 pesos del pasaje y me faltaban cincuenta centavos, no lo podía creer,  por unos instantes me invadió el pánico, “los pido prestados”, “le digo al boletero que no tengo lo suficiente para pagar” eran escasos cincuenta centavos pero lograron paralizarme; desesperadamente,busque en las bolsas de mi pantalón, mi mochila, rogándo encontrar “cincuenta centavos” no pedía mucho y además quería evitar a toda costa el evento bochornoso de pedir prestado.Para fortuna mía, encontré los cincuenta centavos, perecían estar empeñados en hacerme sufrir, escondidos en el fondo más recóndito de la bolsa de mi pantalón, no podía creer como esa simple monedita me hizo ver mi suerte.

     Actualmente esta experiencia me parece cómica, mis tiempos de colegiala, ingenua niña que con su trabajo de medio tiempo pretendía cubrir todos sus gastos, y creíble o no, lo conseguí… esas experiencias hicieron que aprovechara al máximo mis clases de ingles, no podía dejar ir esta oportunidad, para nada, esta vez iba a tomar ventaja de lo que se me ofrecía, mas aun siendo gratis y cabe resaltar que nunca falte a mis clases. El primer año fue sumamente difícil no solo por el hecho de no hablar ingles sino por mi imposibilidad de manejar y tener un carro; eso no me iba a detener, durante el verano use una bicicleta que para mí era grandioso poder hacer un poco de ejercicio mientras me dirigía a mis clases, la parte desagradable se presento en el invierno, mi primer invierno… crudo y cruel como cada año. Esta de más describir mi experiencia caminando dos millas en la nieve y el frio, baya tiempos aquellos. Con todo esto quiero resaltar que no hay excusas o pretextos para obtener lo que se quiere, que la perseverancia, entrega y dedicación siempre traen sus recompensas y la mia ha sido tener mejores oportunidades laborales y ganar mas confianza en mi misma. 

     Finalmente solo puedo decir que hay que sacar la mayor ventaja de cada oportunidad que se nos presenta en la vida, porque quizás, no se vuelva a repetir.