La India antigua

Época: India
Inicio: Año 3000 A. C.
Fin: Año 250 D.C.

En el III Milenio a. C. encontramos diversas culturas neolíticas en el valle del Indo siendo las más destacables las de Kulli, Nundara, Amri, Nal y Quetta. Ya en época histórica se desarrollará la cultura de Harappa que domina toda el valle del Indo. Esta cultura presenta las primeras ciudades dirigidas por reyes (rajás) o grandes reyes (maharajás).

Las urbes estaban ordenadas en cuadrículas, siendo las edificaciones de ladrillo, controladas desde una fortificación elevada. Se ha constatado su conocimiento de la metalurgia, a excepción del hierro, así como lo evolucionado de su agricultura y de su comercio fluvial, tomando el Indo como eje comercial. Conocemos su escritura pero no ha podido ser descifrada. En cuanto a su arte, existen sellos con representaciones religiosas y animalísticas que recuerdan a las culturas sumerias.

La civilización de Harappa sucumbió ante el empuje de las migraciones de los arios, tribus de lengua indoeuropea procedentes del noroeste que se asentaron en la llanura del Ganges. Esta emigración se produjo de manera escalonada hacia la mitad del II Milenio. Estos arios (denominados así por la palabra arya que en sánscrito quiere decir noble) luchaban con arcos y flechas e iban equipados con coraza y casco, utilizando el carro de guerra tirado por caballos. Con esta potencia militar se imponen fácilmente a la población indígena, iniciándose el Período Védico que abarca hasta los inicios del I Milenio. Entre los arios se produce un reparto de tierras que desencadena la existencia de haciendas individuales y la fragmentación del territorio en reinos dispersos que se enfrentan entre sí. La aristocracia domina el poder y los reyes se suceden por herencia. En estas fechas aparecen los veda, una de las más antiguas muestras de la literatura sagrada que se conservan. Están escritos en sanscrito y en ellos se establece la religión india, donde existe una fuerza universal de carácter impersonal llamada Rita que comparte veneración con la divinidad de los juramentos, Varuna, y la divinidad de los contratos, Mitra. Las fuerzas naturales también son objeto de culto así como la guerra, Indra. La interpretación de los vedas corresponde a los sacerdotes en exclusiva, denominados brahamanes. En algunos textos se hace referencia al yoga como elemento de liberación mediante la unión con la suprema realidad.

Será en estos momentos cuando se establezca la existencia de un régimen de castas en la sociedad hindú dirigida por los brahamanes o sacerdotes; la nobleza militar tiene en su poder la fuerza de las armas; los campesinos libres y la clase agrícola y artesana sometida serían la base de la sociedad mientras que los parias no pertenecen a clase alguna, son los descastados. Esta estructura social viene reflejada en el código de Manu. Las castas surgieron del cuerpo de Brahma, el dios creador.

La política estaba dirigida por el reino de Maghada, dueño y señor del delta del Ganges desde el siglo VII a. C. En estos momentos hicieron acto de presencia en la India dos movimientos religiosos reformistas: el budismo y el jainismo.
El budismo fue fundado en Nepal por un miembro de la familia guerrera de los Sakya llamado Siddharta Gautama y más conocido por Buda, el Iluminado. Este sistema filosófico-religioso elabora una doctrina para la salvación del hombre con la extinción del dolor al que conduce el Nirvana. La teoría de la reencarnación viene definida por el autoperfeccionamiento del individuo que se reencarnará en un ser superior o inferior, dependiendo de su comportamiento. El sistema de castas será la referencia utilizada para la reencarnación, recurriendo en ocasiones a animales para descender de casta.

El jainismo será fundado por Vardhamana, también llamado Jina (el Victorioso) y Mahavira (Alma Grande). Según esta doctrina, el sufrimiento terrenal es producto de la unión del espíritu y la materia. Cuando se separen ambos elementos se alcanzará la liberación, utilizando como instrumentos liberadores la ascesis o el ayuno hasta la muerte. El centro del jainismo será la negación de la violencia y el principio del ahimsa, no hacer daño a criatura alguna. Los jainitas formarán sectas.

En el año 512 Ciro se introduce hasta las orillas del Ganges, arrasando la capital del territorio. Con Dario I los territorios de Gandhara y Sind se incluyen en el Imperio Persa para formar una satrapía, desarrollando un importante comercio con Grecia. Durante casi dos siglos, la India queda bajo el dominio persa hasta que entre 327 y 325 Alejandro Magno controla la mayor parte del territorio, venciendo al rey Poros para regresar a Grecia inmediatamente.

El vacío de poder que se manifiesta tras la marcha de Alejandro será aprovechado por Chandragupta quien inicia la dinastía Maurya. Derrotó al último rey de la dinastía Nanda de Magadha, rechazó un ataque del antiguo general de Alejandro, Sleuco I Nicator, al que entregó doscientos elefantes por abandonar la India, e instaló la capital en Pätaliputra.

Ashoka será el creador del gran Imperio Indio, dominando la mayor parte de la Península India y buena parte de la meseta de Irán. Su conversión al budismo se produjo tras la brutal batalla de Kalinga, que provocó más de 100.000 muertos e igual número de deportados. Su pacifismo y tolerancia religiosa le convierten en uno de los personajes más importantes de su tiempo.

Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/558.htm